Un día compré un lienzo con números para pintar. Ahí empezó todo.

Seguí y me encontré con un camino nublado, un tanto imprudente. No era muy prometedor para mis expectativas, pero fui temeraria, porque ya intuía que no necesitaba ganar para vivirlo.

Lo sigo transitando y hoy quiero hacerlo con más confianza porque lo disfruto y quiero compartirlo con las personas.

Mi arte nace de lo que un día se atravesó y si algo aún más maravilloso surge de esto, está bien. Y si solo se queda aquí, también.

Ya la pintura ha visitado mi vida y yo he podido acceder a sus regalos.

Un día escuché que el mejor regalo que le puedes dar al mundo es a su vez el mejor regalo que te puedes dar a ti mismo. Así que me di el permiso de hacer algo que no tenía idea de cómo hacer, y permitirme esto es parte de ese regalo que hoy comparto contigo, que lees esto.

Después descubrí que también puedo ser muy buena.

No hay mucho por decir. Échale un ojo a mi portafolio.

Gracias ツ